Marco Teórico Evaluación Diagnostica

 

Evaluación diagnostica

Según Brenes, la evaluación diagnóstica “es el conjunto de técnicas y procedimientos evaluativos que se aplican antes y durante el desarrollo del proceso de instrucción (Brenes, 2006). Mientras tanto, Santos, afirma que a través de la evaluación diagnóstica se puede saber cuál es el estado cognoscitivo y actitudinal de los estudiantes (Santos, 1995). Permite ajustar la acción a las características de los estudiantes. Es una radiografía que facilita el aprendizaje significativo y relevante, ya que parte del conocimiento de la situación previa, de las actitudes y expectativas de los estudiantes. Por su parte, García establece que el conocimiento básico del estudiante representa la necesidad de recoger información sobre variables o dimensiones que le son de gran utilidad al docente. Entre ellas: dimensión biológica, psicológica y cognitiva (García, 1995).

Estas dimensiones influyen en el proceso de enseñanza aprendizaje según cada caso, a saber:

  • Dimensión biológica

o   Las deficiencias biológicas pueden ser un elemento significativo de determinados fracasos e inadaptaciones escolares. Se puede destacar la historia prenatal y postnatal, el desarrollo del lenguaje y motor, problemas de salud en general, la madurez biológica y el crecimiento, entre otros.

  • Dimensión psicológica

o   Es esencial, en particular en tres campos de especial atención: las actitudes, condicionantes del nivel de los resultados, los intereses, como indicadores de las áreas especialmente atractivas para el escolar, y la motivación, como fuerza puesta al servicio del logro, cuyo influjo puede anular o reducir el efecto de unas buenas aptitudes o explicar logros «por encima» de aquellas.

  • Dimensión cognitiva

o   Las estrategias intelectuales se compruebe la formación de los estudiantes en la lectura e interpretación de gráficos y símbolos de todo tipo, la observación de la realidad, la planificación y ejecución de trabajos, la comparación de objetos, situaciones o ideas, la clasificación, la ordenación y la interpretación de la realidad, la formación de conceptos, la demostración o la resolución de problemas, el análisis y la síntesis, e incluso para la expresión original en sus diversas manifestaciones y niveles (García, 1995).

 

Según, Pérez & García (1997), la evaluación precisará del diagnóstico para la realización de pronósticos que permitan una actuación preventiva y que faciliten los juicios de valor de referencia personalizada, además, para personalizar el proceso educativo con objetivos adecuados de nivel y de campo, las técnicas de motivación, las actividades o la metodología. El diagnóstico será, así mismo, un momento clave en todas las situaciones de recuperación, e imprescindible en las de fracaso reiterado que exige un estudio de casos (Pérez & García , 1997).

Siguiendo a Brenes (2006), la evaluacion diagnostica presenta las siguientes etapas:

  • Determinación de objetivos
  • Planeamiento y diseño de instrumentos
  • Administrar los instrumentos de medición
  • Obtención de puntuaciones
  • Análisis de los resultados e interpretación de la información
  • Toma de decisiones (Brenes, 2006)

Clima del Aula

El clima del aula se define como un conjunto de percepciones acerca de los factores que influyen en el proceso de aprender.  El clima del aula es un aspecto fundamental al momento de llevar a cabo todo proceso de enseñanza aprendizaje, ya que se encuentran contenidas en este clima variables relacionadas con la interacción socio-afectiva, la percepción de los agentes educativos en el aula, el tipo de trabajo instructivo, las reglas y normas (Barreda, 2012). También el clima se puede definir como “una construcción originada por las relaciones sociales que entablan los protagonistas de una clase así como por la forma de pensar de cada uno de ellos, por sus valores, esto es, por la cultura en el aula” (Marchenna, 2005).

De esta manera es necesario señalar que este tiene que ver con las características del profesor y del ambiente que inspiran sentimientos de comodidad y seguridad en los alumnos, pero que a la vez son desafiantes para su aprendizaje. El ambiente y las relaciones que se establecen al interior del aula influyen en los logros y en la satisfacción por aprender y en comportamiento de alumnos.

Al  momento de establecer los factores óptimos para un buen clima escolar, deberemos constatar uno en el cual el alumno trabaja con la convicción de que el profesor está genuinamente interesado en su aprendizaje y en él como persona. Además cuando los alumnos se sienten tratados como personas, capaces de aprender, desafiados y las expectativas de éxito son altas, se encuentran en un adecuado clima escolar. No obstante, el comportamiento del profesor no es  único factor que influye en creación de un clima de aula adecuado, sin embargo es uno de los centrales. El profesor deberá buscar y crear estrategias para que los alumnos perciban la sala de clases como un sitio seguro y cómodo y  las tareas de aprendizaje como algo desafiante, valioso y comprensible. El alumno suele estar más preocupados de cómo se va a sentir en la clase y qué se espera de él, que de los contenidos que va a aprender.

En este contexto la integración es un concepto que nos ayuda a comprender el concepto de clima del aula, debido a que este es un proceso mediante el cual el alumno se hace consciente de que  forma parte de un grupo,   lo acepta y se ve como parte del mismo. La integración, el rol del profesor y la existencia de un aula ordenada son factores que favorecen un buen clima del aula, y con ello un óptimo proceso de enseñanza aprendizaje.

Trabajo Colaborativo

Se entiende por trabajo colaborativo, el que se realiza en equipo junto con especialistas de diversas áreas, que potencian al sujeto de estudio. Vale decir, un equipo multidisciplinario. Este tipo de trabajo se presenta como una herramienta fundamental al momento de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes con NEE[1]. En este sentido, el formar comunidades de aprendizaje docente en las que los maestros nuevos y experimentados se reúnan con el fin de adquirir nuevas informaciones, reconsiderar sus  conocimientos y creencias previas; basarse en sus ideas y en las ideas de otros con el fin de mejorar la práctica e impulsar el aprendizaje de los estudiantes son practicas necesarias para mejorar las practicas educativas (Walss & Valdés, 2010).

 Para conseguir el objetivo, es necesario que tanto el equipo multidisciplinario como el docente de aula se encuentren abierto al trabajo en equipo; potenciando valores tales como de empatía; valorizando la diversidad y respeto por las diferencias individuales y finalmente el compromiso con el aprendizaje de todos los estudiantes (Mineduc, 2012).

De acuerdo a las orientaciones del Decreto 170 N° 170/09, el trabajo colaborativo se ve favorecido con la implementación de equipos de Aula, el cual podría estar compuesto por:

  • Profesor
  • Profesor especializado
  • Profesionales asistentes de la educación (psicólogo; fonoaudiólogo; psicopedagogo).

 

 El trabajo en equipo de estos profesionales se encuentra determinado por un proceso que se caracteriza por los siguientes pasos:

 

                     i.            Planificar en conjunto (antes de clases)

                   ii.            Trabajar en equipo (durante la clase)

                  iii.            Evaluar el trabajo en conjunto (después de la clase)    

  

 Esta planificación debe siempre ir en busca del aprendizaje del estudiante, la aplicación de una planificación debe no solo promover los aprendizajes, sino que debe en el trabajo colaborativo formar parte de un trabajo que potencie las diferentes áreas del sujeto con el apoyo de diferentes profesionales, la realización de las buenas practicas pedagógicas, son fundamentales, ver al sujeto de manera holística, ya que, en la medida en que mas profesionales aporten al desarrollo de este proceso en la llamada caja negra, mas beneficios obtendrán los educandos.

 

Familia

El concepto de familia en el contexto escolar juega un rol de suma importancia debido a que los procesos de enseñanza-aprendizaje no pueden abstraerse de este núcleo. Este concepto se define como “una estructura social básica que se configura por el interjuego de roles diferenciados (padre, madre, hijo) (Riviére, 1982). No obstante, Giddens menciona que La familia está formada por un grupo de personas que viven juntas en un mismo lugar, relacionadas unas con otras por un lazo de sangre, matrimonio o adopción, manteniendo entre ellas un vínculo económico, social o afectivo (Giddens, 1989). Siendo los miembros adultos los responsables de la crianza de los más pequeños.

Por su parte, Font, Pérez y Romagosa  definen la familia como el grupo donde se nace y donde se asumen las necesidades fundamentales del niño (Font, Pérez Testor, & Romagosa, 1995). Es un grupo en el cual los miembros se cohesionan, se quieren, se vinculan y se ayudan recíprocamente a crecer vitalmente, a vivir como personas en todas las dimensiones: cognitiva, afectiva, relacional, etc.

Con estas definiciones conceptuales, es posible advertir que la familia es el núcleo en el cual se produce el primer proceso de socialización. Por lo tanto, como sostiene Mir, Batle y Hernández el proceso de socialización se inicia en la familia y continúa y se complementa en la escuela (Mir, Batle, & Hernández, 2009). Constituyendo la primera infancia el periodo más apto para la socialización, ya que en este momento el niño construye su identidad social y personal. Construyéndose la propia identidad principalmente dentro del entorno familiar. De manera que “los primeros entornos sociales se convierten en fuertes predictores de la incipiente configuración del auto concepto y autoestima del niño (Alonso & Román, 2005).

De esta manera, debemos favorecer y propiciar su colaboración y participación de forma activa en el proceso educativo de sus hijos, con el fin de complementar la actuación de los docentes y favorecer su desarrollo madurativo buscando la complementariedad entre los valores y pautas educativas que las familias despliegan en su contexto- el hogar- y lo que la escuela pone en funcionamiento en el centro educativo (León Sánchez, 2011).

 

 

Bibliografía

Alonso, J., & Román, J. (2005). Prácticas educativas familiares y autoestima. Psicothema, 17(1), 76-82.

Brenes, F. (2006). Evaluacion diagnóstica, formativa y sumativa de los aprendizajes. Costa Rica: Editorial EUNED.

Font, J., Pérez Testor, C., & Romagosa, A. (1995). Familia y salud mental. En D. d. Social, Atención sanitaria y entorno familiar. Barcelona: Departamento de Sanidad y Seguridad Social.

García, V. (1995). Diagnóstico, evaluación y toma de decisiones. España: Rialp S.A.

Giddens, A. (1989). Sociología. Madrid: Alianza.

León Sánchez, B. (2011). La relación familia escuela y su repercusión en la autonomía y responsabilidad de los niños y niñas. XII Congreso internacional de la Teoría de la educación, (págs. 1 - 20). Barcelona.

Mir, M., Batle, M., & Hernández, M. (2009). Contexto de colaboración familia-escuela durante la primera infancia. Revista electrónica de Investigación e Innovación Educativa y Socioeducativa, 44-68.

Pérez, R., & García, J. (1997). Diagnóstico, evaluación y toma de decisiones. España: Rialp S.A.

Riviére, E. (1982). El Proceso grupal. Del psicoanálisis a la Psicología Social. Buenos Aires: Nueva Visión.

Santos, M. (1995). La evaluación: un proceso de diálogo, comprensión y mejora. España: Aljibe.

Walss, M., & Valdés, U. (2010). El Trabajo Colaborativo como herramienta de los docentes y para los docentes. Boletín de Innovación Educativa, 1 - 25.



[1] Necesidades educativas Especiales